
Hoy es un día de hacer valoración personal sobre acciones externas, es cierto que este blog nació con el propósito de analizar y compartir mis vivencias y experiencias personales como event maganer pero en los últimos días estamos presenciando en los medios de comunicación acciones que nos repercuten y hacen mucho daño al sector, especialmente al ámbito público.
Preocupación de reinventarnos y salir a flote
Desde el minuto 0 que empezó la pandemia, los profesionales del sector de la organización de eventos y el protocolo nos pusimos las pilas, analizando todos los posibles escenarios, haciendo predicciones hacia donde podían ir las medidas y protocolos sanitarios, buscando soluciones para salir a flote. Y de la noche a la mañana, me siento decepcionada por la mala praxis. Soy comprensiva, conocedora que en muchas ocasiones es complicado imponer la organización de eventos y el protocolo a la comunicación política, pero en mi opinión la Comunidad de Madrid, ha dado un paso que nos ha dado una réplica del tsunami.
Un cierre que perjudica la imagen global del sector público
Es una auténtica falta de responsabilidad pública, si me refiero al acto de clausura del hospital temporal de IFEMA, donde no se guardaron las distancias de seguridad recomendada para evitar la propagación de la pandemia del COVID-19. Un acto totalmente contradictorio en su ejecución y objetivo, cuando la Comunidad de Madrid se encuentra de luto oficial.


Y todavía hay más, ayer mismo en el Acto del Día del 2 de Mayo, la capital se engalanaba con alfombra roja como si no ocurriera nada, en una ciudad que sigue perdiendo vidas diariamente.
Es inadmisible que paguemos justos por pecadores, cuando por ejemplo, los compañeros de la Comunidad de Aragón, se rompieron los cuernos para realizar un acto del día de San Jorge, con todas las medidas sanitarias, un ejemplo de austeridad, respeto, y reconocimiento, donde el mensaje y los titulares de prensa del día siguiente les abalan.
Hoy más que nunca nos necesitamos unos a otros, no son conscientes de que esta mala praxis repercute negativamente en los compañeros del ámbito privado, quién ve esas imágenes en los medios, seguramente interprete el evento como un espacio de peligro, siendo todo lo contrario si está ejecutado por entidades éticas y profesionales.