El impacto del Coronavirus en las prácticas formativas

La parálisis temporal de la agenda institucional y la incertidumbre del sector, han provocado un año complicado tanto para los estudiantes como para las instituciones y profesionales/tutores.

El Covid-19 ha dañado el sistema de formación práctica poniendo en evidencia la importancia de realizar planes de estudios más flexibles a la realidad profesional actual.

Un curso académico complicado

El año académico 2019-2020 ha sido un reto inmenso para toda la comunidad educativa debido a la irrupción de la pandemia, aunque la tecnología ha sido clave para que el aprendizaje siguiera hacia delante, es cierto que los programas de prácticas formativas presenciales se paralizaron evidentemente durante los meses de confinamiento.

Una vez pasamos los meses de confinamiento e iniciamos la etapa de la nueva normalidad, los inconvenientes se sumaban tanto para las entidades receptoras como para los estudiantes: la adaptación de los despacho de trabajo con el cumplimiento de las medidas sanitarias necesarias para el bienestar del estudiante, y una reactivación de la agenda institucional muy progresiva que provocaba un escaso número de actos, al menos como los habíamos conocido antes de la pandemia.

Como tutora de prácticas formativa en el Instituto Mediterráneo de Estudios de Protocolo he podido vivir en primera persona la inquietud de los estudiantes que solicitaban su formación práctica presencial. Es evidente que en profesiones tan prácticas como la nuestra, la de organizador de eventos, es esencial acudir presencialmente para vivir in situ la experiencia de la organización.

Afortunadamente, y una vez dispusimos todo lo necesario, de nuevo volvimos acoger estudiantes, en este último trimestre del año. Porque no voy a ocultarlo, y aunque la formación práctica sea un trabajo añadido para el profesional que acoge un estudiante en prácticas, creo que todos tenemos que tener la oportunidad, antes del salir al mercado laboral de vivir qué nos espera, y por ello, ya van más de una década formado estudiantes.

La situación actual ha provocado que tutora y estudiante aprendiéramos a la vez

Por inverosímil que parezca la irrupción de la pandemia y con ello, la adaptación de formatos y normativa en materia sanitaria COVID-19 que han sufrido nuestros actos han provocado un proceso de retroalimentación más significativo si cabe entre tutor y alumno.

Una situación que como colaboradora constante de formación práctica presencial en materia de organización de eventos y protocolo, me ha servido una vez más para mantenerme en constante aprendizaje y actualización, de una profesión tan dinámica como la de responsable de protocolo.

CONCLUSIONES
  • Aunque la comunidad educativa no sea culpable por lo sobrevenido del virus, lo que es evidente es que el Covid-19 ha dañado el sistema de formación práctica poniendo en evidencia la importancia de realizar planes de estudios más flexibles a la realidad profesional actual.
  • Los que afortunadamente hemos podido acoger estudiantes en prácticas en formato presencial, hemos tenido la oportunidad de fomentar una mayor retroalimentación de contenidos, todo era nuevo para profesor y alumno.
  • La vocación es necesaria para continuar formando, ocurra lo que ocurra, apostar por ayudar a los futuros y nuevos compañeros con dedicación y mimo hace que formemos escuela de profesionales, convertirnos en una «piña» tan necesaria en los momentos que corren.

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